lunes, 12 de julio de 2021

[Biblioteca] Blanco y Negro

Como estoy teniendo unas semanas más complicadas de lo que me pensaba, vuelvo a hablar de otros de los referentes bibliográficos que tengo en la estantería.

Hay semanas que tengo varias entradas preparadas que poco a poco voy colocando y otras, como esta, que es difícil que salga ni un trabajo completo.

 

En esta ocasión es un monográfico de la editorial Acción Press, del año 2001. Es un especial que tratan los colores que muchos de nosotros solemos evitar, ya que es muy difícil poder encontrar el punto: los blancos y los negros. Aunque no se queda sólo en eso, sino que aprovechan ciertos colores e iluminación para potenciar el dramatismo de la figura o de la viñeta

 

Este monográfico es sobre los trabajos realizados por Mike Black, miniaturista sueco que a principio de los 2000 era reconocido como uno de los mejores pintores de miniaturas. Y viendo las minis pintadas en aquella época, hace ya más de 20 años, debo decir que a la inmensa mayoría de pintores, aún nos falta mucho para llegar a ese nivel.

 

Mike nos indica una frase en la que muchos de los que hemos pasado por escuelas de Bellas Artes, hemos oído en más de una ocasión, que Picasso no pudo pintarlo a color, ya que no transmitiría  el sentimiento tan directo y terrible sobre el dolor, por eso utilizó únicamente el blanco y negro con diferentes tonos de grises.

He visto este cuadro en persona hace muchos años, un par de años antes de lo que me comentaron en Bellas Artes, y me impactó de una forma tremenda justamente esta sensación de dolor, rabia e impotencia, gracias al uso de sólo blancos y negros.

 

Esta revista libro de 65 páginas empieza con una introducción, en el que nos indica la gran profusión de contrastes de luz y del austero cromatismo que es la firma del trabajo del artista.

En este apartado está profusamente ilustrado con miniaturas realizadas por Mike Black. Tengo que reconocer que cuando cayó en mis manos este monográfico, sólo con ver las miniaturas que había en la introducción, ya me enamoró, ya que la fuerza de las luces/sombras de los blancos y los colores desvaídos me lleno la mente de infinitas posibilidades en el pintado de las miniaturas.

 

Dicho de otro modo, este libro me dio un giro radical a mi forma de pintar las miniaturas, un antes y un después, de pasar a pintar las miniaturas con alguna luz plana en puntos determinados (que ya era mucho para la época y para los pintores de miniaturas que conocía en los 90’s), a pasar a pintar luces cenitales a base de “colores difuminados” (o por lo menos lo que yo entendía por este concepto) y a descubrir que uno no se puede estancar en su creencia que ya lo sabe todo y que nadie puede enseñarme más de lo que yo sé.

A principio de la década del 2000 era lo que pensaba yo y muchos otros que conocía (iluso de mi) y con mis aproximadamente 35 añitos, no creía que nadie pudiese hacerme sombra con el pintado (y sigo creyendo que así era, únicamente en el entorno en el que me movía, a excepción de un crack Edu Torrelles, pintor de cuadros de profesión).

Y después de este monográfico, mi percepción de “no tengo ni idea pintar” era patente.

Y a partir de aquí empecé a leer, a escuchar y a practicar. Creerme que era un dios viviente, como muchos hoy en día podemos encontrar por conocer 2 técnicas avanzadas y a veces muy mal aplicadas (o siempre mal utilizadas), estaba claro que ya no era el momento de seguir en ese pedestal, ya que me perdía cientos, miles de posibilidades de pintado.

De “colores difuminados”, técnica base que siempre recomiendo que todo pintor que debe pasar como paso previo a una transición del pintado, a llegar a las veladuras en diferentes grados de dilución, gradaciones (también conocido como modulación) y, más importante aún, las transiciones de todas las técnicas anteriores al proceso final.

Dicho en el terreno tecnológico, por si alguien prefiere una analogía para entenderlo mejor, es como la transición digital. que pasar de la parte analógica de un proceso a la digital, sin que sea agresivo ni caótico.

 

En el siguiente capítulo se explica el uso de las herramientas.

No es como en otros libros que terminan indicándote que herramientas debes usar, sino que además te dice como utilizarlas y cuando unas y cuando otras.

Este apartado toca todos los tipo de elementos para realizar nuestro trabajo, como cuchillas, lijas y herramienta eléctrica (también llamada Dremel, por la marca que ha popularizado esta herramienta), taladros, pinzas, pegamentos, masillas, esmaltes, acrílicas, óleos, pinceles y elementos de dar vida al terreno.

 

A partir de esta explicación de las herramientas, empieza la explicación de como pintar los diferentes modelos que trata este monográfico.

Todos los modelos presentados son, como muy pequeños, de 54mm, aunque la mayoría son de 90nmm.

No debemos despreciar estos tamaños, ya qe son los que nos obligan a trabajar con técnicas más depuradas y no nos permite ningún error. También está claro que la base de las técnicas que se usan para estas escalas, con las mismas que para 28mm, aunque se tratan de forma ligeramente diferente, aunque también se pueden aplicar, con lo que se ganará en calidad la miniatura mucho más de lo que nos pensamos.

En cada figura tratada podemos ver 1 ó 2 láminas de los colores usados y una muestra de sus mezclas.

 

Con la figura de Napoleón Bonaparte, se empieza a adentrar el los blancos, empezando por diferenciar el color del pantalón, del chaleco y de la guerrera, todos blancos pero de diferentes matices.

Y como no, la lámina de los colores utilizados.

El Guerrero Islámico es otro ejemplo de monocromatismo, pero con un toque “apastelado” muy interesante.

Esta figura permite tener diferentes acabados, en especial las telas tal como se ve en las imágenes en la revista (no reproducido aquí), en cuanto al color como a las posibles filigranas que pueden hacerse, si dominamos el freehand.

La figura del Caballero Hospitalario, el trabajo de contrastes en la cara, para incrementar el dramatismo del mismo, es muy interesante.

Aunque para mi, el trabajo en la sobrevesta y capa, de color negro, es muy importante, ya que podemos ver que para pintar ropaje negro, este color es únicamente la sombra.

El siguiente trabajo es un conjunto de dos figuras, jinete y caballo, que deben tratarse como figuras independientes, inicialmente.

Aunque se trabajen por separado y no montados, se debe tener en cuenta que hay una zona en la que una con la otra se solapan.

Por último nos presentan un trabajo impresionante de un Caballero Teutónico a caballo, que es justamente el que ilustra la portada del monográfico.

En este trabajo, el caballo se trabaja a parte, como se ha visto en la anterior figura. En este caso la gualdrapa del caballo, la sobrevesta del caballero y su capa, son blancos, pero se diferencian claramente, ya que cada uno de ellos tiene una tonalidad diferente.

Este cambio de tonalidad en las tres prendas se consigue a base de incrementar o decrementar intensidad de colores en las mezclas, jugado con ello en los cambios de plano, con las luces y las sobras.

 

En resumen, un monográfico impresionante, indispensable para todos los que queramos trabajar con los blancos y los negros.

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