martes, 5 de agosto de 2014

[Escenografía] Cráteres para 2GM a 28mm




Hace algo más de un mes, me invitaron a una campaña de Battleground desde Crying Grumpies, a 28mm entre americanos y alemanes durante el verano del 44, en Normandía.

En  esta campaña en un par de escenarios para la toma de St. Lo, se necesitaban más de 50 cráteres. Como llevaba un tiempo haciendo recolección de material justamente para ello, para marcadores de obuses para 1/72, y aprovechando que estos, en 28mm son más que adecuados como cráteres de artillería de infantería entre 75mm y 105mm, me encargué de la realización de los mismos.

Inicialmente, y como había concentrado todos mis esfuerzos y recursos en la realización de la Jornada Strategic Land VIII 2014, pude ponerme dos semanas antes de la primera partida a crear estas piezas de escenografía (o marcadores, como queráis llamarlos). Francamente, pensaba que entregaría las piezas sin terminar ni registrar, pero al final, lo he realizado de forma escalonada, sin prisa pero sin pausa y, aunque no me ha sobrado demasiados días de trabajo, no me he agobiado por las prisas. Además, después de estar pintando miniaturas desde hace un tiempo, volver a la creación manual de escenografía ha sido como un “Spa” competo.

Para poder hacer estas piezas, primero escogí las tapas de tarros que he ido guardando en los últimos meses, de diferentes tamaños, así como cartones gruesos, para usarlos de bases de los cráteres.

Con el material en la mano, fui marcando uno a uno los cartones para poder hacer las bases de los cráteres. Una vez realizada esta operación esto, y con unas simples tijeras, ir recortando las piezas. Para hacer este trabajo, y teniendo en cuenta que los cartones deben ser muy gruesos para que no se comben con la humedad de la masilla y la cola, recomiendo usar tijeras bien afiladas y que tengan mango de plástico ergonómico. Las tijeras especiales de oficina, que están preparadas para cortar “lo que sea”, con mango ergonómico de plástico, es lo mejor, ya que no se clavarán lar tijeras en las manos. Dependiendo del grosor del cartón (como era mi caso), no usar cúter ni cuchillas de ningún tipo, ya que como se tiene que hacer una base curva, con estas herramientas costará mucho hacerlo.

Una vez cortadas las bases, y habiendo predeterminado que tapa iba en cada base, estas se enganchan a la pieza de cartón. Como el cartón es poroso y una vez terminada la pieza no se le debe dar golpes directos, utilizo simple cola banca de fraguado rápido.

Además de las piezas de cartón para las tapas de los embases, he creado unas cuantas mucho más pequeñas, de forma aleatoria, que después daremos forma de cráter sólo con masilla.

Otro material que usaremos, será la masilla típica y económica, que podemos encontrar en tiendas de bellas artes (Das Pronto) o en tiendas de manualidades o en suministros asiáticos (Jovi, Carioca,…).

Con esta masilla, crearemos unos “Churritos”.

Estos churritos los colocaremos alrededor de las tapas, dándole una cierta inclinación.

Y realizaremos el mismo proceso con la parte interior de la tapa.

Después de un buen rato, dos o tres horas para hacer esos 50 cráteres, los dejaré secar toda la noche.

Una vez bien secos todos los cráteres, sólo falta darle la base para continuar trabajando.

Después de darle muchas vueltas de cómo realizar el acabado final (Papel Maché, Aguaplast,…), decidí dar directamente la pintura texturada  sobre las piezas.

Ya tenemos el trabajo de creación del cráter casi terminado. Sólo falta dejar otro día más para que se seque completamente la pintura texturada.

Una vez seca, me percato que la “unión” entre la masilla y la base de cartón, se ve demasiado, aunque haya intentado disimularla con la pintura texturada. Por ello  aplico arena mezclada, la que comercializó GW hace ya mucho tiempo. Ya me ha pasado anteriormente, pero ahora ha sido la confirmación que este tipo de material, que parece absolutamente sintético, no me sirve para maquetismo, ya que dependiendo del tipo de pintura a utilizar, por una parte resbala y por otra la absorbe y cuesta mucho pintar con otro tono. Vamos, un asco, oiga!

Terminado el proceso de texturizar las piezas, antes de pintar, y dejando secar un día como mínimo (no tenía ganas de encontrarme “tierra” por toda la habitación, durante el proceso de pintado), paso a pintar los cráteres.

Los colore utilizados durante este proceso, teniendo en cuenta que me siento tremendamente cómodo con los colores de Vallejo de la gama ACRYLIC STUDIO, han sido:
-          Sombra Natural, nº 17 – Color Base General.
-          Verde Oliva, nº 48 – 1º Pincel Semiseco.
-          Naranja, nº 15 – 2º Pincel Semiseco.
-          Sombra Tostada, nº 18 – Color Base Zona Quemada por la Explosión.
-          Siena Tostado, nº 20 – 1º Pincel Seco.
-          Siena Natural, nº 19 – 2º Pincel Seco.
-          Amarillo Oxido de Hierro, nº 8 – 3º Pincel Seco.
-          Amarillo Nápoles, nº 21 – 4º Pincel Seco.
-          Carne, nº 44 – 4º Pincel Seco, solo en picos y cumbres del terreno. Muy selectivo.
-          Siena Tostado, nº 20 – 1º Lavado General.
-          Lavado Sepia, nº 73.300 – Lavado en interior del cráter.

Lo primero que he hecho es aplicar la Sombra Natural con aerógrafo, pero sólo una única capa de pintura, ya que me interesa que queden diferentes tonos, para que con las sucesivas pacas de pinturas, coja una riqueza de matices interesantes. En otras ocasiones aplico Sombra Tostada como color base, pero en esta ocasión no quería hacer tan oscura las piezas, para poder utilizarlo en diferentes tableros y frentes de los tableros de combate.
Para terminar esta primera fase, a mi me gusta dejarla bien seca.

A partir de ahora viene el trabajo más rápido, divertido y gratificante: el ir aplicando tonos a base de pinceles semisecos y pinceles secos, para ir incrementando la riqueza tonal de las piezas.

Para el primer pincel semiseco a aplicar, lo empezaré con un tono un tanto diferente a lo que muchos pensarían utilizar para un tono color tierra: El Verde Oliva. Este tono, aplicará al terreno un tono verdoso, tal como lo podríamos encontrar en la realidad, ya que al levantar tierra, por muy seca que parezca en la superficie, siembre existe vida verde por debajo.

Ahora le toca otro de los tonos aparentemente atípico para un terreno: El naranja. Si deseamos realizar un terreno ligeramente rojizo, bien por exceso de hierro, bien por demasiado arcilloso, dar otro color menos intenso, lo que hacemos es oscurecer el terreno, pero no lo dotaríamos del tono rojizo tan característico de la mayoría de terreno europeo.
Una vez dados estos tonos que le conferirán policromía al terreno, decido “quemar” el terreno por encima, justo donde se ha producido la explosión, pero sin llegar al negro o color demasiado oscuro. Se debe tener muy en cuenta que cuando explota un proyectil, remueve toda la tierra, lanzándola del centro de la explosión, hacia afuera, por lo que realmente no queda el terreno tan quemado como cabría esperar. Para poder ver este efecto, lo mejor es fer fotos en color de explosiones, tanto de la 2GM como de guerras más actuales.

Para poder dar este efecto “quemado”, usaré Sombra Tostada bastante diluido, para que quede transparente, y aplicado con aerógrafo, para delimitar las zonas, pero quedando difuminados los bordes.
Y el conjunto queda de la siguiente forma.
Ahora le toca el turno a los pinceles secos.

Primero aplicaremos Siena Tostado sin incidir mucho, para apagar un poco el Sombra Tostado, sin abandonar el toque rojizo que deseo darle al terreno.

De momento los cráteres se ven más oscuros y rojizos de lo que en principio desearía, pero es normal, todavía estamos a mitad del proceso.

Por ello aplicaremos Siena Natural, aclarando ligeramente todo el conjunto.

Pasamos a utilizar el Amarillo Óxido de Hierro. Este color puede ser sustituido por Ocre Amarillo. Su función es aclarar bastante el texturado de la pieza.
Y ahora le toca a los dos pinceles secos más claros, los que nos dará enseñará el texturado más pronunciado y las piedras más grandes.

Primero usaremos el Amarillo Nápoles.
Y  el color carne. En este caso es muy claro, por lo que nos servirá para dar las luces más intensas de cada pieza.

Aunque parezca mentira, los colores carne son muy adecuados y perfectos para el pintado de terrenos, ya que poseen un tono marrón pálido y, como nó el tono rojizo perfecto para cada terreno.

Para darle las sombras a estas piezas, además, es imprescindible hacer unos lavados.

El lavado se consigue diluyendo una pequeñísima cantidad de pintura son mucha, mucha agua. Como dice un amigo, “los lavados para sombras debe ser como agua sucia: mucha agua y poco pigmento”

El primer lavado a aplicar será el que se realizará utilizando nuevamente el Siena Tostado. Este se realizará de forma general a toda la pieza. Al ser un tipo de marrón rojizo, se consigue incrementar el efecto arcilloso del terreno, pero sin dar el aspecto totalmente rojo que el naranja nos daba inicialmente.

El segundo y último lavado, con Lavado Sepia, sólo lo aplico en las zonas que ya había determinado como “quemadas” por la deflagración del explosivo del obús.
Ya tenemos casi terminados los cráteres.

Ahora sólo resta añadirle detalles, como por ejemplo efecto aguas tranquilas (Vallejo 26.230), en una quinta parte de los cráteres. Esta se aplica con una finísima capa de este producto, dando la sensación de agua encharcada. Si se aplica cuando el lavado sepia está todavía fresco, se consigue que el efecto agua parezca turbia.
Ya sólo nos falta barnizar, aplicar pigmentos, retocar el agua y colocar algo de plantas (hierba quemada), en algunos puntos fuera de los cráteres, pero esto lo comentaremos un poco más adelante, ya que estas piezas en estos momentos, se están utilizando para la campaña comentada que estamos realizando sobre Normandía, y hasta finales de agosto no recuperaré los cráteres.

Saludos.
Salva.



1 comentario:

  1. Mmmm esos crateres tiene buena pinta, muy buena pinta. Hacía tiempo que no leía un tutorial y me entraban ganas de hacer algo por el estilo. Arramblaré unos cuantos por mi casa y a ver si me animó.

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