Ya comenté
en el artículo anterior sobre los filtros, que esta serie de artículos son como
consecuencia de observar que hay pintores de miniaturas que tienen algunos
conceptos totalmente herrados, y otros porque “alguien” les ha cambiado el
nombre.
Por ello intentaré dar un contenido y explicación entendible
de lo que son ciertas técnicas avanzadas, como son los filtros, los lavados y
las aguadas, tres técnicas que tienen como base la disolución de la pintura, y
aunque parecidas tienen objetivos diferentes y, debido a la forma de aplicarla,
resultados visuales diferentes. A pesar de que ya lo he ido mencionando en
muchos de los artículos del blog, nunca he profundizado demasiado en ello.
En esta
ocasión hablaré de los lavados, una técnica que una vez las has probado, no
podrás vivir sin ella. Se convierte en imprescindible, ya que el resultado del
efecto realizado de los vehículos no tiene parangón.
LAVADOS
El lavado es la técnica húmeda por excelencia, la más antigua de todas y quizás la más utilizada. Su sencillez de
realización, sus
buenos resultados y su versatilidad a la hora de elaborarse con distintos
productos, han hecho del lavado la técnica más popular entre los pintores
noveles de miniaturas. Pero a pesar de sus extraordinarios resultados y su
simplicidad, se debe recordar que no es una técnica básica, sino que es una de
las imprescindibles avanzadas, por lo que el no aplicar correctamente está técnica, puede surgir muchas veces
tremendos problemas que terminan arruinando la maqueta. Esto suele verse en
vehículos de escalas pequeñas, en las que se puede ver como la maqueta está
“saturada” de suciedad por todas partes, pero como suelen pintarse por norma
general para partidas de wargames, “no importa mucho” (como algunos de estos
pintores) y le permite “fardar” de buen pintor. Muchos de los que pintan
vehículos para wargames de tamaños 20 ó 15mm, solo pintan el color plano,
aplican alguna luz plana y, en casos raros, un buen pincel seco para realzar
las aristas, por lo que alguien que se atreva a un lavado, sea bien o mal
aplicado, es considerado por los primeros como “buen” pintor de miniaturas.
Recordar que dominar mínimamente bien está técnica, nos aportará
la mitad de un buen trabajo realizado.
El lavado (o
washes) consiste en aplicar una capa muy fina de color a pincel muy diluida en
su diluyente o thinner, entre el 50 y el 80 % dependiendo del efecto a
conseguir, sobre todos los relieves de la maqueta para acentuar la profundidad
de estos, mediante el depósito de la pintura en los recovecos, para diferenciar
paneles y aumentar el contraste general, imita una ligera suciedad, y puede dar
un aspecto de usado y oxidado. Se trata de insistir, sin llegar a lo absurdo,
en las ranuras y remaches, procurando que salgan las formas. Es preferible
hacerse con óleos disuelto en trementina (que no es agresivo con el plástico),
y a pincel, insistiendo en remaches y recovecos. Con acrílico es mucho más
complicado, ya como el secado es mucho más rápido, dependiendo del tamaño de la
miniatura, se secará antes de cubrir los recovecos; aunque recordar que los
retardantes están justamente para este caso. Se suele hacer con colores sienas
y tierras oscuros, ocres u óxidos (nunca negro, debido a que estaremos forzando
demasiado las sombras), preferible con esmalte Humbrol u óleos trabajados con
su disolvente o thinner. Lo más importante para que nos queden
los lavados bien hechos, es usar un disolvente apropiado, que no sea muy graso.
Debemos probar varios hasta encontrar uno ideal, el que se ajuste a nuestra
forma de trabajar. Es evidente que cada uno tenemos gustos diferentes a la hora
de pintar las maquetas, por lo que si utilizo tal producto y tal marca, puede
haber la discusión fácil con algún compañero, porque él considera que no es el
adecuado. Y ¡RECUERDEN!, cada uno de nosotros trabajamos de forma diferente.
Los lavados podemos obtenerlos de dos formas: “comprar y
usar” (Citadel, Vallejo, MIG productions o AK interactive) o fabricarlos uno
mismo. En el primer caso, y esto ya es un tema de gustos y de forma de
trabajar, suelo diluirlos un poco más de cómo vienen originalmente en el bote.
En el segundo caso utilizo óleos o esmaltes diluidos en
trementina, aunque últimamente (a partir de 2018) con acrílicos y su Ttinner, llegando
a dar una consistencia final parecida a la leche (para un filtros deben ser
muchos más diluido, pero eso ya lo explicaré), ya que queremos que cubra bien
los recovecos.
Algunos detalles se verán
irremediablemente tapados por el lavado o el filtro puede que esté demasiado
pronunciado aún. No pasa nada. Como lo estarás
vigilando, tendrás tiempo de arreglar esos pequeños
errores que hayan surgido. Mojar un pincel limpio con el disolvente utilizado, ya
que inmediatamente después de haber acabado de aplicar el lavado, para eliminar
los excesos, es fundamental.
Si la pintura base es mate, el lavado no “correrá” adecuadamente, por lo que se aconseja darle antes una capa de pintura satinada, que después se anulará con el barniz mate del final.
HAY QUE SABER que las superficies mates son el
enemigo mortal del lavado. Blinda a tu carro con una buena chapa de barniz
satinado mezclado con el color base de tu maqueta, o bien con una gran cantidad
de filtros previos. Eso hará que tus lavados sean más precisos y que “corran”
mejor por la superficie.
Salva
Rosselló
Fuentes:
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