domingo, 4 de octubre de 2015

Base 14. Peana sencilla 28mm de pasta acrílica



Una forma de hacer una peana de forma rápida, es utilizar masilla con el color de base, a las que sólo se debe aplicar las luces y algo de sombras.

También presentaré la base que realice en su día para un segundo cañón Howitzer finlandés de 28mm, para mostrar este sistema.

En el mercado podemos encontrar la pasta acrílica de Vallejo, ya tintada, de color Tierra Oscura, que será una buena base para la peana. Ya he utilizado en diferentes ocasiones este tipo de masilla, como habréis podido en otros artículos, tanto las de color desierto, como blancas. La ventaja de este tipo de masillas es que ya viene preparada y mezclara en una proporción muy adecuada, con arenas de grano muy fino, por lo que la textura es agradable en el resultado final como a la hora de pintar el terreno con los tonos que se desee.  Esto mismo se podría hacer con pastas o masillas preparadas, como Aguaplast, por ejemplo, pero debemos entretenernos es mezclar la arena para texturizar la masilla a crear. Otra de las grandes ventajas de esta masilla preparada es que al ser acrílica, se puede rebajar con agua y aplicar con pincel, sin perder en ningún momento sus características, como por ejemplo el tiempo de secado y, algo muy importante, el endurecido final. Masillas en base al yeso o escayola, incluidas las sintéticas, en muchas ocasiones no se pueden disolver y si se hace, pierden dureza y pueden irse deshaciendo en polvo de forma progresiva.



Para esta ocasión, he decidido no rebajar la masilla y aplicarla con la densidad que viene en el tarro de origen.

La forma de extender la masilla, como he explicado en otras ocasiones, lo realizo con una paleta de pintor de bellas artes, de metal flexible.

Extiendo la pasta de forma irregular, añadiendo de más en algunas zonas y dejando casi sin nada en otras, creando una base irregular.

Una vez repartido como se desea, empezaremos el proceso de adaptar el terreno a como lo queremos, por ejemplo, alisándolo con el dedo (yo no sé hacerlo de otra forma)y, con una rueda del tamaño de la que lleva el cañón pintado anteriormente, para marcar las rodadas del mismo al llegar a su posición.






Esto lo haremos haciendo girar la rueda, para que se marque el dibujo de la rodadura de la rueda.





Evidentemente la distancia entre rodadas deberá ser la misma que entre las ruedas del cañón (si, lógico, pero a veces se ve cada cosa por ahí que…)





Si pretendemos hacer un terreno algo enfangado, es el momento de dejar el cañón en su posición y “enguarrarlo” al máximo. Por ejemplo, las ruedas, al pasar por el barró, siempre se mancha y las huellas de la rodada queda llena del barro del camino. También podemos manchar el carenado del cañón con la pasta, a modo de barro o de metal oxidado. Esto se realiza con la misma pasta, pero el barro es colocando masilla espesa, y el metal oxidado y desconchado se hace licuando un poco la pasta.





Ya terminado el proceso de igualar terreno y pieza principal, pasamos a la fase de seguir “vistiendo” la peana. Para ello le pondremos piedras varias. En mi caso son piedras que recogí hace muchos años por la montaña, que después de seleccionarlas, las del tamaño pequeño son perfectas para esta escala.


 



Soy de los que opinan que se debe vestir la peana, pero sin llegar al chabacanismo. Si nos excedemos, aunque lo pintemos muy bien y le demos cincuenta mil efectos y luces, se seguirá viendo chabacano.

Recordad que cuando estamos haciendo una base, bien sea una peana de 30mm, de 60mm (como en este caso) o una base de 300x300mm para un diorama a 1/35, lo último que debemos perder de vista y de nuestra mente es el objetivo final del trabajo que se está realizando.

Si este artículo hablase de hacer una peana solitaria, sin ninguna figura o cañón, colocaría una serie de piedras cuidadosamente seleccionadas más o menos grandes, una serie de elementos adicionales como ramas y plantas, bien sean naturales, artificiales o de scratch, y además… Pero el objetivo de una peana para miniaturas de 28mm no es que la peana luzca por encima del todo, sino que el conjunto de las miniaturas, y sólo las miniaturas, es lo importante en el trabajo. La peana es simplemente “el fondo” para la foto. Poner miniaturas con la peana desnuda, a mí me hace daño a la vista, como cuando hacemos la foto de una miniatura muy bien elaborada y de fondo ponemos el teclado del ordenado de nuestra mesa, o cuando se hace una foto a la mejor miniatura que hemos pintado nunca, y se ve tan sumamente pequeña, que no se aprecian los detalles que le hemos hecho.  Es importante cuidar el entorno, pero no perder de vista el objetivo del trabajo.

Para esta ocasión he seleccionado unas cuantas piedras, bastantes, pero pequeñas y las he repartido por la peana. Un detalle a tener en cuenta; no coloquéis piedra alguna donde no de vayan a ver o por el camino de la rodada de la rueda. Si queréis hacer esto último, deberemos colocar la piedra antes de pasar la rueda que marcará la huella, ya que una rueda de goma, antes y después de la piedra, deja una zona sin marcar. El secreto de poder poner un terreno resultón es la observación. Debéis fijaros en todos los detalles cuando paseéis por el campo, la ciudad, en películas, en revistas, y  en trabajos de otros modelistas de reconocimiento internacional.





Las piedras las he repartido de forma absolutamente irregular, NUNCA de forma simétrica ni demasiado esparcidas y separadas entre sí, aunque penséis que puede quedar muy bien. El motivo es bien simple; no le veréis nunca así en la naturaleza.

Una vez seca la pasta, lo que haremos es enganchar los elementos del conjunto en la peana y aplicar los colores para iluminar y dar “personalidad” a la peana. Los colores que en mi caso he utilizado son:
- Amarillo Camuflaje (Model Color 978 de Vallejo), como pincel semi seco a aplicar sobre la pasta directamente.
- Carne Mate (Model color 855 de Vallejo), como primer pincel seco.
- Wash Sepia ( Game Color Wash 300 de Vallejo), ligeramente rebajado, para dar profundidad al terreno.
- Amarillo Caqui (Model Color 876 de Vallejo), como segundo pincel seco, pero MUY seco, por lo que para ver resultados, debemos aplicar muchas veces el pincel para conseguir la iluminación final deseada.


 



Y aquí sólo falta aplicar la vegetación sintética a gusto (pero lo ya dicho, sin llegar a ser chabacano) y añadir el resto de elementos, como en este caso las miniaturas de los artilleros.

Por cierto. Si en vez de colocar un único tipo de hierba o plantas, como solemos hacer, colocamos un poco de cada de lo que podamos tener, en especial de diferentes colores, tonos y tamaños, quedará muy convincente. El motivo de esto último, es porque en la naturaleza no nos encontraremos un único tipo de planta en la montaña.


 
 



Me olvidaba!!

El resultado de aplicar la pasta sobre el carenado, a dos densidades, y el posterior pintado en barro y un poco en óxido, podemos ver un resultado más que convincente de un cañón veterano en el combate.




Saludos.
Salva Rosselló

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