Una forma de
hacer una peana de forma rápida, es utilizar masilla con el color de base, a
las que sólo se debe aplicar las luces y algo de sombras.
También presentaré
la base que realice en su día para un segundo cañón Howitzer finlandés de 28mm,
para mostrar este sistema.
En el
mercado podemos encontrar la pasta acrílica de Vallejo, ya tintada, de color
Tierra Oscura, que será una buena base para la peana. Ya he utilizado en
diferentes ocasiones este tipo de masilla, como habréis podido en otros
artículos, tanto las de color desierto, como blancas. La ventaja de este tipo
de masillas es que ya viene preparada y mezclara en una proporción muy
adecuada, con arenas de grano muy fino, por lo que la textura es agradable en
el resultado final como a la hora de pintar el terreno con los tonos que se desee.
Esto mismo se podría hacer con pastas o
masillas preparadas, como Aguaplast, por ejemplo, pero debemos entretenernos es
mezclar la arena para texturizar la masilla a crear. Otra de las grandes
ventajas de esta masilla preparada es que al ser acrílica, se puede rebajar con
agua y aplicar con pincel, sin perder en ningún momento sus características,
como por ejemplo el tiempo de secado y, algo muy importante, el endurecido
final. Masillas en base al yeso o escayola, incluidas las sintéticas, en muchas
ocasiones no se pueden disolver y si se hace, pierden dureza y pueden irse deshaciendo
en polvo de forma progresiva.
Para esta
ocasión, he decidido no rebajar la masilla y aplicarla con la densidad que
viene en el tarro de origen.
La forma de
extender la masilla, como he explicado en otras ocasiones, lo realizo con una
paleta de pintor de bellas artes, de metal flexible.
Extiendo la
pasta de forma irregular, añadiendo de más en algunas zonas y dejando casi sin
nada en otras, creando una base irregular.
Una vez
repartido como se desea, empezaremos el proceso de adaptar el terreno a como lo
queremos, por ejemplo, alisándolo con el dedo (yo no sé hacerlo de otra
forma)y, con una rueda del tamaño de la que lleva el cañón pintado
anteriormente, para marcar las rodadas del mismo al llegar a su posición.
Esto lo
haremos haciendo girar la rueda, para que se marque el dibujo de la rodadura de
la rueda.
Evidentemente
la distancia entre rodadas deberá ser la misma que entre las ruedas del cañón
(si, lógico, pero a veces se ve cada cosa por ahí que…)
Si
pretendemos hacer un terreno algo enfangado, es el momento de dejar el cañón en
su posición y “enguarrarlo” al máximo. Por ejemplo, las ruedas, al pasar por el
barró, siempre se mancha y las huellas de la rodada queda llena del barro del
camino. También podemos manchar el carenado del cañón con la pasta, a modo de
barro o de metal oxidado. Esto se realiza con la misma pasta, pero el barro es
colocando masilla espesa, y el metal oxidado y desconchado se hace licuando un
poco la pasta.
Ya terminado
el proceso de igualar terreno y pieza principal, pasamos a la fase de seguir “vistiendo”
la peana. Para ello le pondremos piedras varias. En mi caso son piedras que
recogí hace muchos años por la montaña, que después de seleccionarlas, las del
tamaño pequeño son perfectas para esta escala.
Soy de los
que opinan que se debe vestir la peana, pero sin llegar al chabacanismo. Si nos
excedemos, aunque lo pintemos muy bien y le demos cincuenta mil efectos y
luces, se seguirá viendo chabacano.
Recordad que
cuando estamos haciendo una base, bien sea una peana de 30mm, de 60mm (como en
este caso) o una base de 300x300mm para un diorama a 1/35, lo último que
debemos perder de vista y de nuestra mente es el objetivo final del trabajo que
se está realizando.
Si este
artículo hablase de hacer una peana solitaria, sin ninguna figura o cañón, colocaría
una serie de piedras cuidadosamente seleccionadas más o menos grandes, una
serie de elementos adicionales como ramas y plantas, bien sean naturales,
artificiales o de scratch, y además… Pero el objetivo de una peana para miniaturas
de 28mm no es que la peana luzca por encima del todo, sino que el conjunto de
las miniaturas, y sólo las miniaturas, es lo importante en el trabajo. La peana
es simplemente “el fondo” para la foto. Poner miniaturas con la peana desnuda,
a mí me hace daño a la vista, como cuando hacemos la foto de una miniatura muy
bien elaborada y de fondo ponemos el teclado del ordenado de nuestra mesa, o
cuando se hace una foto a la mejor miniatura que hemos pintado nunca, y se ve
tan sumamente pequeña, que no se aprecian los detalles que le hemos hecho. Es importante cuidar el entorno, pero no perder
de vista el objetivo del trabajo.
Para esta
ocasión he seleccionado unas cuantas piedras, bastantes, pero pequeñas y las he
repartido por la peana. Un detalle a tener en cuenta; no coloquéis piedra
alguna donde no de vayan a ver o por el camino de la rodada de la rueda. Si queréis
hacer esto último, deberemos colocar la piedra antes de pasar la rueda que
marcará la huella, ya que una rueda de goma, antes y después de la piedra, deja
una zona sin marcar. El secreto de poder poner un terreno resultón es la
observación. Debéis fijaros en todos los detalles cuando paseéis por el campo,
la ciudad, en películas, en revistas, y
en trabajos de otros modelistas de reconocimiento internacional.
Las piedras
las he repartido de forma absolutamente irregular, NUNCA de forma simétrica ni
demasiado esparcidas y separadas entre sí, aunque penséis que puede quedar muy
bien. El motivo es bien simple; no le veréis nunca así en la naturaleza.
Una vez seca
la pasta, lo que haremos es enganchar los elementos del conjunto en la peana y
aplicar los colores para iluminar y dar “personalidad” a la peana. Los colores
que en mi caso he utilizado son:
- Amarillo
Camuflaje (Model Color 978 de Vallejo), como pincel semi seco a aplicar sobre la
pasta directamente.
- Carne Mate
(Model color 855 de Vallejo), como primer pincel seco.
- Wash Sepia
( Game Color Wash 300 de Vallejo), ligeramente rebajado, para dar profundidad
al terreno.
- Amarillo
Caqui (Model Color 876 de Vallejo), como segundo pincel seco, pero MUY seco,
por lo que para ver resultados, debemos aplicar muchas veces el pincel para
conseguir la iluminación final deseada.
Y aquí sólo
falta aplicar la vegetación sintética a gusto (pero lo ya dicho, sin llegar a ser
chabacano) y añadir el resto de elementos, como en este caso las miniaturas de
los artilleros.
Por cierto. Si
en vez de colocar un único tipo de hierba o plantas, como solemos hacer,
colocamos un poco de cada de lo que podamos tener, en especial de diferentes colores,
tonos y tamaños, quedará muy convincente. El motivo de esto último, es porque
en la naturaleza no nos encontraremos un único tipo de planta en la montaña.
Me
olvidaba!!
El resultado
de aplicar la pasta sobre el carenado, a dos densidades, y el posterior pintado
en barro y un poco en óxido, podemos ver un resultado más que convincente de un
cañón veterano en el combate.
Saludos.
Salva
Rosselló
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