miércoles, 3 de marzo de 2010

[Escenografía] 28mm - Posición Atrincherada - 2

2ª Fase: Vestir el diorama.
En la 1ª fase se describía como se había creado la forma básica de la trinchera mediante el cortador de Pórex, como se le había dado forma mediante la masilla Aguaplast, haciendo que el Pórex tomara forma de terreno, y como se había instalado el Bunker de mando en el terreno.
En esta fase le toca el colocar todos los elementos necesarios para vestir la trinchera para que parezca totalmente verosímil.
Una vez seco el Aguaplast, debemos empezar por poner el revestimiento en todo el interior de la trinchera. Todo el suelo de la trinchera, exceptuando alguna zona determinada, la intención es que estuviera cubierto de tablones, como en la mayoría de las trincheras de la 1GM y 2GM, para evitar que cuando lloviese se convirtiese toda la zanja en un lodazal intransitable. Las primeras tablas que se colocaron eran listones de madera de Balsa de las utilizadas en maquetismo de Barcos. El resultado era tan irreal y tan excesivamente “bien puestos”, que todo tenía una pinta de artificial que no se sostenía por ningún lado. Lo que necesitaba era una madera en listones que fuese totalmente irregular, como si diese la impresión de haber cogido cualquier madera que se encontrase para hacer el suelo de la trinchera. De repente me acorde que hace años necesité unos listones anchos para hacer una valla para un diorama a 1/35, y descubrí que las cajas de frutas tienen maderas de diferentes espesores y las de la base, las más finas, pueden cortarse incluso con la mano, dando una sensación de irregular, ya que se va separando por las vetas de la propia madera. Conseguí una caja de esas y con ayuda de Jordi Manzano (más conocido como Fasbender), empezamos a precortar esas maderas.


Tal como se iban creando los tablones, se encolaban en la base de la trinchera, hasta formar un “parquet” desigual.
Para romper la monotonía y representar que las tropas que conviven en la trinchera van adaptándose a lo que encuentra, también se colocaron de forma aleatoria, planchas metálica y cartón ondulado, para imitar piezas de metal.

A la vez de ir cortando con las manos los tablones del suelo y con las tijeras las planchas finas de metal, con las ramas de brezo se cortaron trozos del alto de la pared de la trinchera y se fue recubriendo toda la pared exterior, simulando las protecciones que se montan en las trincheras para evitar los derrumbes. De la misma manera que se colocaban planchas de metal en el suelo, también se colocaron listones de madera de balsa en las paredes, y planchas de metal sin taladros, para dar la sensación creíble de estar en constante crecimiento la trinchera.

Una vez terminado todo el revestimiento interior de la trinchera, debía pasar a texturizar el terreno. Para ello cree una mezcla de tres tamaños diferentes de tierras, encole totalmente todo el diorama y la “sumergí” en esta mezcla. El resultado fue que quedo totalmente texturizado el terreno, pero de forma desigual respecto al tamaño de las piedras.
La escenografía de la trinchera estaba básicamente acabada a falta de pintar. Pero debía darle todavía un toque más realista a todo el conjunto, ya que no llegaba a representar exactamente el concepto de trinchera.
La parte más lenta, la que me consumió más tiempo, fue la creación de los sacos terreros. Existen en el mercado varias marcas en el mercado, como son Tamiya y Italeri entre muchos, que comercializan cajas con sacos de plástico para poder colocarlos en la combinación que se desee. Pero quedan demasiado rígidos e irreales. Por ello opté por realizarlos a la forma de la vieja escuela.
Para crear sacos terreros que colocados parezcan naturales y que den la sensación de pesados, lo mejor es realizar “churros” de masilla (preferiblemente barro o arcilla), que se aplastaran con un trapo, ya que al hacerlo así, trasfiere la textura del mismo al barro, y se cortan a un tamaño predeterminado. El problema era que con el tamaño de esta escenografía, se tuvieron que hacer cientos de sacos terreros, pero con el agravante de que tal como los iba acabando, los tenía que colocar en su posición y darle la forma adecuada. Si esperaba a tener todas las piezas hechas, era evidente que se secarían antes de poder terminar los últimos sacos.
Cuando estaba colocando la mayor cantidad de sacos, que es en la zona del Bunker, recordé que cuando hacíamos trincheras en el ejército, las piedras que encontrábamos las intercalábamos entre los sacos, para no tener que llenar tantos. Por ello dispuse en una de las esquinas del Bunker, de forma que se pudiese ver bien, un grupo de trozos de pizarra para dar un efecto más de personalización del atrincheramiento.
Hasta aquí la explicación de cómo se montó la trinchera. En la 3ª entrega se explicará cómo se pintó y se le colocaron los últimos toques como las hierbas y otros necesarios para dar un toque de color para compensar los colores siena, tierra y ocres del terreno.

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