Por Salvador Rosselló
Hoy hablaremos de una nueva técnica que se ha aplicado a este edificio, que realmente todavía no he explicado cómo se realiza está técnica, aunque sí que la he mencionado: Los Pigmentos.
Con esta nueva técnica, se ha conseguido una nueva riqueza cromática en todo el conjunto del edificio. Para ello se han utilizado varios pigmentos; para los suelos y paredes una gama de sienas y sombras, y para el tejado metálico, verde (pero esto último se explicará en el siguiente artículo).
Los pigmentos utilizados han sido (según foto inferior):
- Sombra natural (el más oscuro, arriba a la izda.).
- Siena Calcinado (el más rojizo, abajo a la izda.).
- Tierra siena natural (El color más terroso, abajo a la dcha.).
- Siena natural (el más clarito, arriba a la dcha.).
Para adquirir este tipo de pigmentos podéis hacerlo de varias maneras.
- En tiendas especializadas de maquetismo o por internet, en botes de unos 20 ml (no más grande que un tarro de pintura Citadel), a un precio aproximado de unos 5,- €, con colores y nombres especializados para maquetismo histórico (tierra de Rusia, desierto de Irán, oxido claro, oxido oscuro, oxido de cobre, decoloración gris panzer, tierra africana,…). Las marcas que conozco son Mig, Vallejo y Forge World. Supongo que existen otros fabricantes especializados, pero yo los desconozco. Se deben utilizar con mucha mesura, ya que viene poca cantidad.
- En droguerías, pidiendo pigmentos naturales para tintar cementos, yesos y similares. Van en bolsas de 1 Kg y sólo están en colores muy básicos y los que más utiliza la gente. En la 1ª foto son los tarros de plástico grandes. Con ellos podéis usarlos de forma gratificante, ya que tendréis para mucho tiempo y su precio, también de unos 5.- € la bolsa, os puede permitir usarlo profusamente y sin miedo.
- En tiendas especializadas en bellas artes, en tarros de 150 ml. Existen varios fabricantes, con la única diferencia entre ellos en la calidad del pigmento y, sobre todo en el precio. Por ejemplo, la marca española MIR tiene sus tarros entre 5 y 8,- €, dependiendo del tono, más común o más especializado, mientras que otras marcas las podemos encontrar, en tarros también de 150 ml, por 15,- € o, incluso, por 25,- €. En estos últimos casos, dependiendo del tono a utilizar, yo me pensaría si adquirir 5 botes diferentes (25,- €) que uno sólo por el mismo importe de un único color. Es cuestión de que cada uno valore para que lo va utilizar: para vehículos (tarro pequeño) o para escenografía (tarro grande).
Sigamos con el edificio.
El problema principal en el que nos podemos encontrar al terminar en la anterior fase, es que en conjunto tenemos una escenografía buena, bien pintada, bien acabada, pero con un cromatismo monótono (demasiado monótono, como dice siempre Pepo, un compañero de la asociación). Este es el acabado que hemos visto en nuestro anterior artículo, ya de por sí muy vistoso, y que es cómo podemos ver en la mayoría de las escenografías bien terminadas.
Y al aplicar los pigmentos, se consigue romper esa monotonía escénico y le añade una sensación de polvoriento a toda la escenografía (lógico, ya que los pigmentos son polvos). Así es como se ve después de pasar los pigmentos.
El secreto de cómo esparcir los pigmentos es muy sencillo, se va poniendo pequeñas cantidades de pigmento en un pincel algo grande (yo utilizo un pincel redondo del nº 4 de cerdas blandas) y se reparte de forma aleatoria por diferentes partes del terreno a mejorar cromáticamente. Tampoco hay que utilizar esta técnica en profusión, ya que si no rompe ese cromatismo al colapsar las zonas pigmentadas.
Podemos ver desde otros ángulos el resultado de la utilización de los pigmentos.
En estas imágenes se puede observar que no sólo al terreno se le debe impregnar de pigmentos, sino que en las roturas de las paredes y en todas las repisas, se debe pigmentar para dar esa sensación de polvoriento del edificio.
Es evidente que este “empolvado” en las parecer debe ser mucho más sutil que en el terreno propiamente dicho, más teniendo en cuenta que las paredes son de color gris y cualquier otro tono va a resaltar de forma extrema, por encima de lo real.
La parte del cráter debe tener un tratamiento ligeramente diferente al resto del terreno. Primero se coloca pigmentos, pero esta vez de forma profusa. Una vez pigmentado de forma exagerada, se utiliza un pincel mojado en agua y se fusiona los pigmentos de diferentes tonos entre sí. Como decidí colocar más Siena Calcinado (rojizo) que otro tono, para aparentar que el terreno es muy arcilloso, al mezclar los tonos con agua el efecto conseguido (que la foto no hace honor a la realidad) es el similar al del barro o terreno mojado y embarrado. En las siguientes fotos de conjunto general, se puede ver como el efecto visual del cráter respecto al resto de empolvado es no sólo diferente, sino que si que se nota esa sensación de embarrado.
Una vez se le coloque el efecto agua dentro del cráter, el resultado final puede ser que quede muy bien. Eso lo veremos en el último artículo del Templo Expiatorio.
En el próximo artículo se podrá ver el acabado de la techumbre del Templo, en el cual, para dar el efecto de óxido de las tejas de bronce, se ha utilizado nuevamente la técnica de los pigmentos.
Salva Rosselló
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