Como cada año he vuelto a pasar por la fira de Santa Llúcia (Feria de Santa Lucía), para ver si puedo conseguir algunos elementos para mis maquetas, y para las casas de muñeca de mi pareja.
Cada año nos movemos entre la feria que colocan en la plaza de la catedral, y la que colocan en la plaza de la basílica de la Sagrada Familia. Pero en vista que los últimos años en este último casi exclusivamente son adornos navideños, árboles de Navidad y toda parafernalia de Papá Noel, no nos es muy útil para nuestros intereses. Incluso lo que hay para belenes es exactamente lo mismo que el que hay en la que ponen en la plaza de la catedral.
Y es por ello que este año hemos decidido ir sólo a la Fira de Santa Llúcia de la catedral
Un detalle de uno de los tenderetes de la feria. Colocar una foto del año 1939, en la que se ve a un familiar de la época vendiendo elementos naturales ornamentales a gente muy estirada.
Este año no se ha visto mucha innovación en los elementes belenísticos.
O más bien nada novedoso.
Más parece que se hayan traído lo que no se vendió el año pasado, ya que entre las restricciones de acceso a un recinto vallado, y al miedo de la gente a salir a la calle, las ventas no fueron nada bien.
Aun así, comentaré lo que se puede ver en la feria.
Lo que he observado y que predomina, mucho más que en otros años, son los elementos escénicos con mucho colorido y de tamaño pequeño, muy encaminado al público infantil. Con un acabado incluso sin miramiento (desde mi punto de vista) pero que es lo que les encanta a la chiquillada.
Otro de los elementos que ha vuelto y ha predominado, han sido los conjuntos de pueblos en montañas. Algunos con un acabado demasiado muy simple, pero muy vistoso, que sigue siendo una buena apuesta. Otros mucho más trabajados con un acabado visual de alta calidad. Incluso los que en la última década se suelen ver, los denominados ecológicos, que están hechos con diferentes elementos naturales (corcho, madera, ramas, piedras…) y sin usar pintura de ningún tipo.
La única variación que he podido observar, con unas inmensas piezas de corteza de corcho, en la que han abarrotado musgo noruego y casitas de plástico, de las que podemos encontrar en los suministros asiático, casi a peso, pero que se vendían a precios desorbitados par lo que era.
Los fondos de belenes (no el poster con el desierto y/o las estrellitas), era uno de lo que se vio más bien poco. Lo que no pueden faltar son los portales, algunos con un trabajo más que bueno, pero tremendamente baratos. Incluso algunos con un efecto de perspectiva muy interesante.
Había de todo, desde estilo tradicional, muy “cuadriculado”, incluso los típicos orientales con cambios de niveles en la fachada principal, con arcos que empiezan en un plano y terminan en otro más atrás, o los pesebres estilo caverna.
La única pieza novedosa que yo vi (y no estoy diciendo que fueres la única, solo que no vi más), fue esta Haima, del tamaño de los Madelman (y con 3 dentro!!).
Lo que tampoco podía faltar, en la zona de adornos y demás, es el eterno ejército de Cagatios formados para la inspección.
Como este año la feria ha sido muy muy atípica, en todos los sentidos (mucha, muchísima gente, más que en el 2019, y con demasiada gente sin mascarilla), mi pareja y yo decidimos escaparnos por las callejuelas del casco antiguo, en la que aun podemos ver edificaciones medievales, para llegar a zonas menos concurridas.
En esta ocasión poca cosa interesante he podido mostrar.
A ver si el año que viene, ante el nuevo concepto de normalidad de tenemos que aceptar, aunque nos cueste mucho a todos, puedo mostrar novedades e innovaciones para nuestros belenes.
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