De nuevo a seguir con la tradición de visitar la fira de Santa Llúcia, más con mirada de maquetista que con la de belenista.
Por ello me he dirigido el primer domingo de diciembre, junto con mi pareja, para ver si encontrábamos algo para nuestros hobbies; por mi parte a ver si encontraba piezas de escenografía y por parte de mi esposa, elementos para las casas de muñecas.
Antes de entrar en materia indicar que mi mujer ha encontrado sólo dos elementos interesantes, perdices, para ser más exactos, y por mi parte he localizado piedras de rio, corcho natural y musgo noruego. Pero todo a precios de “¿se les ha ido la olla?”, por lo caros que era, por lo que para conseguir lo mismo pasaré por las tiendas de suministros asiáticos, ya que en el caso peor, me costarán la mitad, y en el mejor, cinco veces menos (la bolsa de piedras de canto rodado de rio, entre 3 y 8 €, los encuentro sumamente caros, cuando la misma bolsa en los suministros asiáticos cerca de mi domicilio, los he encontrado a 1’5 €). Y, como en el caso del corcho, el trozo más pequeño era de unos 30 cm de largo por unos 20 de ancho. Aunque al final salí con un trozo de unos 20 x 10 cm, que el de la paradita había tirado al suelo, despreciándolo, por pequeño (o sea, me ha salido gratis).
Este año ha sido un poco (¿sólo un poco?) especial, ya que a causa de la pandemia, la feria estaba cerrado por una valla en todo el perímetro, y vigilado desde el exterior por responsables de seguridad contratados para que no entrase nadie que no fuera por la entrada del recinto. Es más, sólo se puede entrar con un aforo determinado, por lo que no pueden entrar más visitantes, si antes no sale la misma cantidad de ellos.
Se hace muy extraño, y se agradece, ver tan poca gente entre las casetas de la feria, incluso un domingo por la mañana, con un sol espléndido y con una temperatura muy aceptable, para los fríos que ha estado haciendo a principios de diciembre.
Respecto a lo que podemos encontrar este año en la fira, empezaremos indicando que había una tercera parte menos de feriantes, debido a la acotación de espacio por el “cercado” a causa de la pandemia. Y los elementos belenisticos, bueno mejor decir que eran un poco carentes de imaginación, todo muy estándar y demasiado tradicional. Se notaba que nadie ha querido arriesgar con algo innovador y han traído lo que el año pasado vendió bien.
Respecto a los portales, la pieza siempre principal de cualquier belén , había de todo un poco, pero demasiado tradicional y carentes de innovación.
Los portales tradicionales, los de todo de corcho natural sin trabajar, los habían de todos los tamaños, pero con poca, muy poca variación.
Otros, más de estilo clásico, pero sin arriesgar en el diseño.
Y los de corte oriental, pero más de lo mismo, sin arriesgar en el diseño y la imaginación.
Incluso vendían portales completos, con las figuras incluidas, cosa que hacía décadas que no veía.
Y ahora a por otros elementos escénicos, que más pueden servir en alguna de nuestras partidas.
Como el año pasado se vendieron muy bien los puentes y, según me han comentado se agotaron un par de semanas antes de terminar la fira, este año en prácticamente todos los tenderetes habían puentes, puentes y más puentes.
Los que más, los de madera o de plástico tradicionales, exactamente los mismos que podemos encontrar en las tiendas de los suministros asiáticos, pero aquí de diferentes tamaños, y tremendamente caros. Un puente de estos te podía costar entre 5 y 10 €. En los suministros asiáticos los puedes encontrar a 1’5 € normalmente.
Aunque podías encontrar otros puentes, a precios exuberantes, como el de la siguiente imagen, aunque tengo que decir que el año pasado estaba el mismo (y creo que al mismo precio).
Y puentes de porex.
Otro de los elementos que se vendieron mucho el año pasado y que también había una inundación de ellos (y no sé si más o menos que los puentes), han sido las fuentes.
Por cierto, sólo he realizado la foto aquí presentada, porque todas, sin excepción (por lo menos las que he visto yo), eran muy feas. Tanto que cuando estaba haciendo la foto, el cliente que estaba consultando precios, ha soltado la expresión de “¡Uy! Que caras para lo feas que son”, por lo que el feriante se ha puesto colorado y no sabía que responder.
No ha sido muy educado el cliente, pero era la verdad.
Una de las piezas curiosas y de lo más bonito que he visto, era un tenderete que vendía elementos nada convencionales, destacando por encima de todo, un serie de jaulas, como por ejemplo esta, que puede ser utilizada para cualquier tipo de animalillos de granja.
O estos otros, más del estilo clásico.
También me pareció curioso que un tenderete sólo vendiese
pozos, de todos los tamaños, pero sólo pozos.
Un elemento que después me fijé que casi no había en otras casetas.
El tenderete que vendía árboles trabajados con musgo seco, como en los últimos años, seguía ofreciéndolos.
Considero que es un elemento muy interesante y que puede aportar un punto de sofisticación, a belenes grandes y con figuras grandes, de más de 150mm de altura.
Lo que tampoco podía faltar eran los pueblos en las montañas, aunque este año, más normalillos y sin arriesgar en el diseño ni en el precio.
Respecto a elementos de ruinas, aunque pocas, se podían encontrar tramos de arcos y poca cosa más.
También iba buscando edificios orientales, de corte árabe, para tomar ideas para un futuro cercano que deseo crear una población para partidas en Oriente Medio. Pero encontré poco, no muy bonito y en un par o tres de los tenderetes
Yo salí con las manos vacias. Bueno no, con un trozo de corcho que se había tirado al suelo por ser “demasiado pequeño”.
Mi pareja tuvo más suerte (pero sólo un poco más), ya que encontró dos perdices, del mismo escultor que las palomas del año pasado, que cuando llego a casa, tardo nada en ponerlas en el jardín de la casa de muñecas.
Solo terminar con una nota de color.
En el tenderete que cada año sólo venden Caga Tió, la presentación era de estampa navideña.
Y esto ha sido lo que ha dado de sí la Fira de Santa Llúcia de este año 2020 tan extraño.
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