En esta
segunda parte le toca el turno al cañoncito.
Lo primero
que he hecho es pintar completamente el cañón en verde ruso. El color es
aproximado, ya que no queda muy claro el color que utilizaron los finlandeses
para las armas pesadas de apoyo, por lo que utilizo este que es bastante
genérico. (¿hace falta enseñar foto? Pues eso, en esta ocasión, no).
Igual que en
el cañón anterior, quiero dejar rastro de la pintura blanca soluble al agua que
ponían en época de nieves, todos los ejércitos europeos en invierno. Y como
estamos en primavera, lo mejor es dar el efecto de que ya no queda nada de este
blanco, pero si rastros de ello. En este caso quiero que sea más leve todavía.
Para ello he utilizado pintura blanca de esmalte Testor de Italeri. Muy
rebajada con trementina.
Aplico este
filtro en todo el cañón, incidiendo en donde creo que quedaría más blanco, aun después
de múltiples lluvias primaverales. Y aun así, con disolvente limpio, elimino el
exceso allí donde creo que debo eliminar.
Y a partir de aquí, teniendo cuidado de no excederme, a poner óxidos, empiezo por los acrílicos de Vallejo y continuo por los esmaltes de AK. Y cuando estos están bien seco (mínimo 24 horas, que es lo que tienen los oleos, esmaltes y efectos tipo MIG, AK o AMMO), he decidido aplicar un muy suave efecto mugre de AK.
Y por último
embarro todos los bajos del arma y las ruedas. El como lo he embarrado, lo
explicaré en la siguiente entrega, en la que explico como he hecho la peana.
Espero que
también os haya gustado este artículo.
Saludos.
Salva.
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